Detección de sustancias tóxicas
La ciencia ha avanzado mucho desde la época en que perros y gatos eran usados como detectores de venenos. Hoy, la química analítica es capaz de identificar y cuantificar casi cualquier sustancia desconocida en el material que se investiga. La tecnología ha creado instrumentos analíticos sofisticados capaces de detectar cantidades pequeñísimas de cualquier veneno. Entre los más comunes están los cromatógrafos y la espectroscopía de masas o alguna combinación de ambos.
El primer paso para identificar el veneno es separarlo de las otras sustancias. La cromatografía es uno de los procedimientos más usados. Se basa en la diferente movilidad de cada sustancia cuando se mueve entre dos fases, una estacionaria y una móvil. La primera, puede ser gas o líquido y la fase estacionaria puede ser sólida o líquida. La movilidad de cada sustancia depende tanto de su tamaño, como de la preferencia que tenga para asociarse con la fase móvil o la estacionaria. Por ello es posible separar los componentes de una mezcla según sus propiedades. El resultado de un estudio de cromatografía nos permite conocer el número de los componentes de una mezcla y las proporciones relativas en las que se encuentran. Ahora, es cuestión de saber qué es cada uno.
Una forma común de identificarlos es por su masa molecular. Ésta se mide en un espectrómetro de masas. La sustancia “sospechosa” es bombardeada con una corriente eléctrica de alta energía. Así, las moléculas se convierten en iones que al viajar por un campo magnético se separan de acuerdo con su relación masa/carga. Actualmente existen bases de datos que contienen la información de las masas moleculares de todos los venenos conocidos. Comparando el resultado del estudio de masas con esta base es posible identificar a los candidatos más probables.
Uno de los instrumentos más precisos es el conocido como ICP (siglas en inglés de Induction Coupled Plasma) que es muy útil para detectar cantidades pequeñísimas de metales tóxicos como arsénico, antimonio, plomo y mercurio.
Fuente: http://www.comoves.unam.mx/