El positivado

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El positivado

El paso final de todo el proceso fotográfico consiste en la obtención de una copia positiva a partir de una película negativa. En dicha copia hay que intentar restablecer la escala tonal de la escena.

Quién ha seguido con placer todo el proceso desde el principio y, además de realizar la toma, ha revelado sus propios negativos, difícilmente podrá privarse del placer de obtener él mismo la imagen final, sobre todo si se tiene en cuenta las infinitas posibilidades de control creativo que esta etapa lleva asociada.


Frente a la utilización de películas inversibles (o diapositivas), los negativos presentan la ventaja de poder usarse como matriz para conseguir el número de copias que queramos a partir de una sola toma.

Durante el positivado se pueden efectuar además una serie de manipulaciones creativas que van desde el ajuste del encuadre, hasta la modificación de la densidad general o la realización de efectos especiales.

Dadas las limitaciones de tiempo que impone este curso, sólo vamos a tratar el proceso de positivado en Blanco y Negro por ser éste, la forma más económica y versátil de iniciarse en fotografía

2.- EL LABORATORIO: EQUIPO BÁSICO PARA POSITIVADO

Como hemos visto, para revelar películas no hace falta laboratorio, pues pueden cargarse lo tanques manipulándolos dentro de una bolsa opaca y realizar el resto a la luz.
Para el positivado hace falta sin embargo un cuarto oscuro, aunque sea provisional. Muchos aficionados avanzados continúan positivando en el cuarto de baño sobre una tabla dispuesta sobre la bañera. y de esta manera han logrado trabajos excelentes.

El equipo básico para realizar todo esto se reduce a una ampliadora, una luz de seguridad y un par de cubetas donde revelar la copia. A partir de ahí pueden utilizarse gran variedad de accesorios para aumentar la comodidad y el rendimiento.

Vamos a ver el equipo básico para positivar con calidad:

1.- AMPLIADORA: hasta la llegada de los llamados formatos miniatura (35 mm. e inferiores), debido al generoso tamaño de los negativos casi todas las copias se hacían simplemente poniendo en contacto el negativo con el papel y exponiéndolos a la luz. Con la reducción del tamaño de las cámaras y la difusión del formato 35 mm., se hizo necesario ampliar los negativos por medio de un proyector especial denominado ampliadora.

Una ampliadora consta, en esencia, de una fuente de luz (halógena o incandescente) provista de una sistema que distribuya la iluminación de forma uniforme, bajo el que sujeta la película por medio de una placa perforada conocida como porta negativos.

La imagen iluminada del negativo, es recogida por un objetivo provisto de un rail de enfoque. Todo el conjunto se encuentra sujeto a una columna, por la que puede moverse verticalmente, para ampliar el área de proyección.

La calidad de una ampliadora viene determinada fundamentalmente por el tipo de iluminación y por la calidad del objetivo. No tiene sentido buscar la máxima nitidez durante todo el proceso, para estropearlo luego con un objetivo de mala calidad. Al igual que en la cámara, en la ampliadora el objetivo va provisto de un diafragma con la misma escala graduada.

Respecto al tipo de iluminación, existen dos tipos básicos de ampliadoras: las de difusión , en las que el haz de luz es distribuido uniformemente al atravesar un vidrio opal y las de condensadores, que realizan esto con un juego de lentes denominado condensador. Las de difusor necesitan una fuente más intensa y proporcionan copias con menos contraste. Las otras consiguen mayor nitidez y contraste pero resaltan mucho cualquier mota de polvo o arañazo que exista en el negativo y el ajuste del condensador tiene que estar muy bien realizado.

2.- RELOJ: Su función es equivalente a la del obturador de la cámara. Aunque puede encenderse con un simple interruptor, como que los tiempos de exposición en la ampliadora suelen ser de unos pocos segundos, si tenemos que realizar varias copias de un mismo negativo y queremos exactitud y reproductibilidad, lo mejor es acoplar un reloj al mecanismo de encendido y así poder controlar automáticamente la exposición con la misma precisión con que lo hicimos en la cámara y al igual que en ésta, poder combinar la abertura del diafragma con el tiempo de exposición.
Dado que normalmente el reloj no suele incorporarse en la ampliadora, para empezar puede valer cualquier reloj con segundero y accionar a mano el encendido.

3.- MARGINADOR: para sujetar el papel durante la exposición de forma que quede plano se utiliza un tablero bajo la ampliadora provisto de un marco y dos regletas móviles que nos valen para ajustar el encuadre, inmovilizar el papel y definir también el grosor del margen blanco que rodeará la foto.

4.- LUPA DE ENFOQUE: aunque no es un accesorio imprescindible, a veces ocurre que con negativos muy poco contrastados, muy densos o con pocos detalles, resulta muy difícil enfocar la imagen proyectada en el tablero. Este accesorio, provisto de un lupa y un espejo, permite observar una zona muy ampliada y enfocar viendo directamente el grano de la película.

5.- LUZ DE SEGURIDAD: El clásico papel fotográfico en B/N, actúa como una película ortocromática, es decir, es prácticamente insensible a las longitudes de onda desde el amarillo al rojo; gracias a ello no es necesario andar trabajando a oscuras, siempre que utilicemos una luz con la emisión adecuada.

Las bombillas más utilizadas son las normales de incandescencia de 10 a 25 W, filtradas de forma que emitan luz inactínica (por lo general roja o anaranjada). Las hay en forma de farol con filtros intercambiables o simples bombillas rojas que incorporan el filtro en el cristal.

Hay que advertir que no es lo mismo usar una bombilla roja de laboratorio que una bombilla pintada de rojo. Existen también faroles de vapor de sodio que emiten luz de una sola longitud de onda controlada y por tanto no necesitan filtrarse y dan una iluminación más segura y mucho más intensa, pero resultan muy caros.

Para comprobar el límite de seguridad de una luz, lo más sencillo es colocar una moneda sobre un trozo de papel virgen y dejarla 5 minutos sobre la superficie de trabajo habitual, la cabo de ese tiempo se revela a fondo el papel y se observa si se distingue un disco algo más blanco donde estaba la moneda.
El tiempo mínimo en que tarda en aparecer la mancha, es el máximo que podremos tener expuesto el papel a esa luz y a esa distancia.

6.- CUBETAS Y PINZAS: gracias a la luz de seguridad, el revelado del papel no se hace como con los negativos, por el método de tiempo y temperatura, sino por observación directa.
De esta manera, dentro de cubetas de tamaño adecuado, se realizan los mismos pasos de revelado, paro, fijado y lavado que hacíamos dentro del tanque, pero pudiéndolos observar.
Aunque algunos aficionados manejan las copias con las manos, lo mejor es utilizar al menos dos pinzas: una exclusiva para el revelador (pH básico) y otra para el paro y fijador (pH ácidos). Así evitamos tanto la contaminación de unos líquidos con otros y manchar el papel al sacarlo de la caja, como adquirir una dermatítis en las manos debido a las sustancias irritantes de los baños.

7.- ESMALTADORA: Algunos papeles al secarse adquieren una superficie mate y quedan ondulados. Aunque puede solucionarse con algunos remedios caseros, los aficionados a la fotografía artística suelen adquirir un accesorio denominado esmaltadora que consiste en una placa metálica muy pulimentada con un sistema de calefacción. Sobre la placa se extiende la copia húmeda alisándola con un rodillo; cuando esté seca se desprende ella sola sin arrugas y con la superficie ya brillante.

8.- PRENSA DE CONTACTOS: como veremos más adelante, este accesorio nos permite reunir en una sola hoja todos los fotogramas de un negativo para evaluar sus diferencias de densidad y contraste lo que, aparte de resultar una gran ayuda durante el positivado, permite tener localizables todos los fotogramas si se incluye la hoja de contactos en un álbum junto a los negativos.

En esencia, está formada por un cristal con guías para sujetar las tiras del negativo y unas bisagras por las que se une a una tablero cubierto de fieltro o esponja negra sobre el que se sujeta una hoja de papel fotográfico. El conjunto se expone bajo una luz y se extrae y se revela la copia normalmente.
Además de todos estos accesorios también resulta muy útil tener a mano unas tijeras, una guillotina para cortar el papel, una gamuza o un pincel para eliminar el polvo de los negativos y cartulina negra para recortar siluetas y tapar algunas zonas de la imagen.

3.- EL PAPEL FOTOGRÁFICO
La estructura básica del papel fotográfico es la misma que la de la película con la salvedad del soporte que en vez de ser transparente es intensamente blanco para mejorar la reflexión de la luz.

A.- EN FUNCIÓN DE LA ESTRUCTURA DEL PAPEL existen dos tipos distintos:

1.- El clásico o baritado, que es el más utilizado en fotografía artística, está formado por una capa protectora de gelatina bajo la que se dispone la clásica emulsión de cristales de halogenuros de plata. Entre ella y el papel existe una fina capa de barita (sulfato de bario) que proporciona una gran blancura y estabilidad a la imagen.
El soporte de papel que se utiliza en este tipo es de extraordinaria calidad y pureza y no tiene ningún recubrimiento posterior. Su ventaja radica en que, si el lavado final ha sido correcto (casi una hora), la imagen tiene asegurada una vida superior a la de los plastificados y además la gama de grises que ofrece es mucho mayor.

2.- El papel plastificado o PE o RC. es similar al anterior pero carece de la capa de barita y el sustrato de papel está recubierto por ambas caras de un capa impermeable de resina.
Este tipo se revela en un tiempo mucho más corto debido a que la resina impide que penetren los reactivos entre las fibras de celulosa del papel, con lo que el lavado, por ejemplo, se completa en menos de cinco minutos y además puede secarse sin esmaltadora dando una superficie muy brillante.
La estructura de estos dos tipos de papel determina como veremos, algunas diferencias en el método de revelado.

B.- EN FUNCIÓN DE SU SENSIBILIDAD ESPECTRAL: se dispone de papeles:

1.- No cromatizados: Son las clásicas emulsiones de Cloruro de Plata. Como son sensibles sólo hasta azul pueden usarse con gran variedad de luces de seguridad (amarillas, naranjas, rojas).
2.-Ortocromáticos: son emulsiones más rápidas y modernas a base de Bromuro de plata. Resultan afectadas por radiaciones azules y verdes. Con estos papeles son inactínica sólo las luces rojas y naranjas.
3.- Pancromáticos: son sensibles a todas las longitudes de onda, por lo que deben manipularse en completa oscuridad o con lámparas especiales de vapor de sodio. Se emplean para conseguir fotos en blanco y negro a partir de negativos en color.
4.- De contraste variable: son papeles ortocromáticos que incorporan dos capas en su emulsión: una de alto contraste sensible al violeta y al azul, y otra de bajo contraste sensible además al verde y algo al amarillo. De esta manera, con un sólo tipo de papel y utilizando en la ampliadora el filtro adecuado, podemos variar el contraste sin tener que recurrir a varias cajas de distintas durezas.
Los de contraste fijo se fabrican con sustancias incorporadas en la emulsión que determinan el grado de contraste. Cada marca tiene su escala con 3, 5 ó más tipos distintos. Los de menor contraste tienen los números más bajos.
Los negativos muy contrastados se corrigen positivándolos en papel suave y los de bajo contraste en papel duro. Con los grados intermedios adaptamos el contraste a nuestro gusto.

C.- SEGÚN SU FORMATO Y COMERCIALIZACIÓN: los tenemos en gran variedad de tamaño y, aunque pueda parecer extraño, ninguno coincide proporcionalmente con el formato exacto del negativo (o se corta parte del fotograma o se deja papel sin positivar).

Por otra parte, los papeles pueden adquirirse en sobres de 10 y 25 unidades y en cajas de 50 y 100 hojas.

Al encargar un papel hay que elegir también:
- Su peso: papel, cartulina o cartón.
- Su acabado superficial: mate, perlado, semimate, brillante, etc.
- Su color: aparte del blanco, los hay color hueso, sepia, gris, etc.
- Su rapidez: casi todas las marcas tienen un tipo especialmente rápido

4.- LA HOJA DE CONTACTOS Y LA TIRA DE PRUEBA
Cualquier aficionado que se precie suele efectuar, tras conseguir el negativo y antes de positivar la primera copia, una hoja de contactos de toda la película.
Para ello pone en contacto la cara emulsionada del film con la del papel fotográfico y se expone el conjunto a la luz el tiempo deducido a partir de una tira de prueba. De esta manera, en una sola hoja puede resumirse todo el contenido calibrar las desigualdades y defectos de todo el negativo.

Obtener la HOJA DE CONTACTOS, proporciona además las siguientes ventajas:
• Pueden observarse en claramente en ella las imágenes que queremos positivar.
• Permite elegir el mejor fotograma de una serie similar. ( en el caso de retratos resulta muy difícil elegir sobre el negativo).
• Puede elegirse el mejor encuadre de cada fotograma, jugando con dos ángulos de cartulina negra.
• Permite deducir directamente la exposición necesaria para cualquier copia obtenida de ese carrete y valorar además el contraste para elegir con seguridad la dureza y el grado del papel.
• Permite mantener localizable más rápidamente un fotograma determinado entre muchas películas, sobre todo cuando se archivan en álbumes junto a sus propios negativos.

La obtención del CONTACTO puede hacerse utilizando una prensa especial o, simplemente, pillando bajo un vidrio los negativos ordenados sobre una hoja fotográfica, emulsión contra emulsión, y exponiendo el conjunto a la luz el tiempo preciso. Por lo general suele hacerse bajo la ampliadora, aunque puede hacerse también bajo una bombilla.
La copia se revela luego normalmente en las mismas condiciones en que haremos las copias más tarde.

Para conocer el tiempo de exposición de cualquier copia fotográfica, basta con realizar la llamada TIRA DE PRUEBAS , que se hace exponiendo un recorte de papel fotográfico virgen, en el que se tapan zonas consecutivas de una imagen de las que sabemos los tiempos de exposición que han recibido.

En la práctica, se localiza primero el área más representativa de la imagen observándola proyectada sobre el tablero de la ampliadora; sobre esa zona, tras apagar la ampliadora, colocamos la tira y elegimos un diafragma medio en función de la densidad de la escena ( los mejores en cuanto a nitidez, se consiguen cerrando siempre 2 ó 3 puntos el diafragma a partir de su máxima apertura).

La tira se cubre con un cartón y se va disparando la ampliadora con distintos tiempos de exposición mientras se descubre escalonadamente la hoja. (Durante el positivado raramente se modifica el diafragma, sino que se controla todo variando sólo el tiempo de exposición).
Una serie típica muy amplia es 2"-4"-8"-16"-32"-64" segundos. (Estos datos se apuntan siempre detrás de todas tiras con tinta indeleble o lápiz graso).

Una vez expuesta, la tira se revela a fondo manteniéndola en la cubeta del revelador unos minutos ( aprox. 2' para el papel RC y unos 5' para el papel baritado). La tira se fija unos segundos y sin sacarla del fijador se enciende la luz blanca y se elige el tiempo en función de la zona cuya densidad más nos agrade.

Cuando se intenta hacer una copia de calidad, suele ser necesario realizar otra tira más precisa a partir del tiempo obtenido en la primera. En el ejemplo anterior, si el sector de la tira que nos parece correcto estuviese entre 4" y 8", haríamos otra con una serie así: 4"-5"-6"-7"-8", y entonces sacaríamos sin lugar a dudas el tiempo de exposición.

Cuando se posee cierta experiencia, suele atinarse a la primera con dicho tiempo, sin necesidad de hacer pruebas. Existen también exposímetros para ampliadora, cuñas de grises y otros dispositivos que una vez calibrados ahorran mucho papel.

5.- OBTENCIÓN DE LA COPIA
Una vez determinado el encuadre definitivo sobre la hoja de contactos, se realiza un enfoque de precisión observando la imagen proyectada sobre el tablero del marginador abriendo a tope el diafragma . (A diafragmas muy abiertos es reducidísima la profundidad de campo, lo que nos asegura un enfoque aún mayor cuando cerremos después dos o tres puntos el diafragma para exponer la imagen definitiva. Para mayor exactitud se suele proyectar además la imagen sobre el dorso de una copia inservible del mismo grosor).

Con los datos obtenidos en la hoja de contactos (contraste y tiempo de exposición para una copia de tamaño equivalente), y de la tira de pruebas (tiempo concreto de exposición para esa copia), se elige el tipo de papel. A continuación apagamos la luz blanca y encendemos la roja de seguridad, se extrae una hoja evitando sobarla y se sujeta en el marginador con la emulsión hacia arriba (se distingue fácilmente por su brillo a la luz de seguridad y al tacto).

Cualquier modificación en el tamaño total de la imagen respecto a la prueba, implica elevar o descender el cabezal de la ampliadora, lo que trae consigo una variación del tiempo de exposición, que se rige por la famosa LEY DEL CUADRADO INVERSO : al doblar el tamaño de un lado de la copia, la exposición se multiplica por cuatro.

Una vez realizada la exposición se apunta al dorso el tiempo y diafragma empleado y se introduce rápidamente con la imagen hacia abajo en la cubeta del revelador, a los pocos segundos se le da la vuelta para observar la aparición de la imagen.

Durante el revelado conviene mover la copia con las pinzas o balancear la bandeja para renovar la capa de reactivos en contacto con el papel y conseguir así un revelado homogéneo.
Hasta que se adquiere experiencia, la luz de seguridad nos da la impresión de que la copia se ennegrece demasiado, esto hace que muchos principiantes saquen la copia para detener así el revelado. La copia hay que intentar revelarla siempre a fondo y evitar salvarla sacándola por que la calidad resultaría inaceptable al carecer de los grises más sutiles y de los negros profundos.

Una copia bien revelada desacelera su oscurecimiento hasta casi detenerse, en un tiempo determinado, en función del tipo de papel y la exposición recibida. Hay que juzgarla siempre seca y con luz blanca. Si ha sido correctamente expuesta y revelada, presentará una gran gama tonal con blancos limpios y negros profundos. La mayor o menor cantidad de tonos de gris se logra, dentro de ciertos límites, variando el grado de contraste del papel. (Los negativos muy contrastados necesitan papeles tanto más suaves cuanto más dura sea su imagen y viceversa).

El proceso se detiene sacando la copia y pasándola a la bandeja del baño de paro que tiene la misma composición y funciones que cuando revelábamos el negativo (detener al instante el revelado y neutralizar la acción del revelador y su pH).

Al pasar la copia a esta bandeja con las pinzas del revelador, no conviene tocar este baño para no contaminar luego el revelador. El resto de los pasos se hacen con sus propias pinzas.

Del baño de paro se pasa al de fijado donde se mantiene unos minutos y de ahí al lavado final en agua corriente.

El tiempo de estancia en cada baño depende del tipo de papel:

* Los papeles plásticos o RC son muy rápidos y resistentes y su precio es ligeramente inferior. Se revelan en unos 2 min.. Paro: 15 seg.. Fijado: 5 min.. Lavado: 5 min.
* Los papeles baritados o de fibra tardan más debido al mayor tiempo de difusión de los reactivos entre las fibras del papel y lo que se tarda luego en eliminarlos. Son más caros por la gran calidad de su papel, aunque resultan insustituibles en fotografía artística. El revelado dura unos 5 min.. Paro: 15 seg.. Fijado 20 min.. Lavado: más de media hora. En estos papeles, la profundidad del fijado y del lavado determinan la perdurabilidad de la imagen (hay copias perfectas con 120 años). En estos papeles de fibra, el secado y acabado final se realiza en la esmaltadora. Dependiendo de la cara que se exponga hacia la plancha, se consiguen superficies granulosas o brillantes.
Todos los reactivos utilizados para el procesado de la copia son equivalentes a los del revelado del negativo y, de hecho, pueden utilizarse los mismos reveladores para ambos procesos, aunque aumentando su concentración. En cualquier caso, lo mejor es utilizar reveladores formulados especialmente para el positivado, con mayor energía y contraste.
El baño de paro y el fijador son exactamente los mismos. Aquí no se utiliza humectador, aunque hay sustancias que favorecen la eliminación del hiposulfito, lo que permite acortar el tiempo de lavado.

6.- DEFECTOS DE LA COPIA
Dejando a un lado los defectos de encuadre y los producidos directamente por un negativo defectuoso, la copia resultante de un negativo correcto debe juzgarse bajo los siguientes aspectos:

1- DENSIDAD GENERAL: es lo primero que destaca al observarse. La copia puede estar en general demasiado clara o demasiado oscura.
En las excesivamente oscuras suele ser a consecuencia de una exposición excesiva en la ampliadora o, más raramente, de un sobrerevelado al superar en mucho el tiempo recomendado. Pueden también oscurecer la copia: un revelador contaminado o demasiado caliente, papeles demasiado viejos, o incluso una luz de seguridad inadecuada, puede velar y oscurecer la copia.
Las copias claras o tenues, son producto generalmente de una subexposición; el subrevelado, por sacar la copia sin haberse revelado a fondo, suele ser también una causa muy común. Pueden además producirse copias claras debido a una revelador agotado o demasiado frío. También ocurre si por despiste hemos colocado al revés el papel en la ampliadora.
En ocasiones suele buscarse intencionadamente copias dominantemente claras (High-Key) u obscuras (Low-Key) al igual que las que realizamos con la cámara, de esta forma con el positivado se consigue un nivel más de control sobre la imagen.

CONTRASTE Y GRADACIÓN TONAL.

Consideramos muy contrastada a aquella copia con pocos tonos de gris y blancos y negros intensos.

El paso final de todo el proceso fotográfico consiste en la obtención de una copia positiva a partir de una película negativa. En dicha copia hay que intentar restablecer la escala tonal de la escena.

Quién ha seguido con placer todo el proceso desde el principio y, además de realizar la toma, ha revelado sus propios negativos, difícilmente podrá privarse del placer de obtener él mismo la imagen final, sobre todo si se tiene en cuenta las infinitas posibilidades de control creativo que esta etapa lleva asociada.

Frente a la utilización de películas inversibles (o diapositivas), los negativos presentan la ventaja de poder usarse como matriz para conseguir el número de copias que queramos a partir de una sola toma.

Durante el positivado se pueden efectuar además una serie de manipulaciones creativas que van desde el ajuste del encuadre, hasta la modificación de la densidad general o la realización de efectos especiales.

Dadas las limitaciones de tiempo que impone este curso, sólo vamos a tratar el proceso de positivado en Blanco y Negro por ser éste, la forma más económica y versátil de iniciarse en fotografía