CRIMINOLOGÍA AMBIENTAL: La ciudad como escenario del crimen.

Escrito por Laura Vozmediano y César San Juan. Publicado en Criminología

Criminología Ambiental: La ciudad como escenario del crimen

 

Vivimos en un mundo en el que la seguridad se ha convertido en un bien preciado y muy demandado. En este contexto los problemas de seguridad derivados de la criminalidad urbana constituyen uno de los temas recurrentes en la opinión pública.

 

 

Criminología Ambiental: La ciudad como escenario del crimen

 

Vivimos en un mundo en el que la seguridad se ha convertido en un bien preciado y muy demandado. En este contexto los problemas de seguridad derivados de la criminalidad urbana constituyen uno de los temas recurrentes en la opinión pública. Es preciso que desde las ciencias sociales ofrezcamos claves para poder explicar, predecir y prevenir el delito. Con el espacio es evidente que no podemos explicar todo el fenómeno criminal. Pero la Criminología Ambiental constituye un punto de vista interesante para el análisis del peso específico que tiene esta variable. Se trata, en fin, de estudiar, analizar, explicar y predecir qué tipo de oportunidades ofrecen los escenarios de conducta para cometer ciertos delitos tomando como referencia lo que consideramos son aspectos clave de esta perspectiva:

  • El lugar juega un papel en la ocurrencia de cualquier delito. No sólo influye en los delitos contra la propiedad; por ejemplo los estudios sobre bares y pubs han mostrado que su diseño y gestión influyen en que se produzca violencia o se prevenga. Incluso los delitos contra la libertad sexual o el trapicheo con drogas puedan reducirse en cierta medida a través de la reducción de oportunidades.
  • Las oportunidades para delinquir son específicas para cada delito. Las circunstancias que facilitan un robo en un banco son radicalmente distintas de las del carterismo en la calle; incluso el robo de coches para vender sus piezas tiene un patrón de oportunidad muy distinto del robo de coches de lujo para su venta en el extranjero. Estos enfoques ayudan a esclarecer esas diferencias, que es necesario tener en cuenta a la hora de diseñar estrategias preventivas dirigidas a esos delitos concretos. Otros delitos, como pueden ser las agresiones sexuales requieren escenarios específicos para poder ser perpetrados.
  • Desde este punto de vista, las oportunidades para el delito se concentran en ciertos lugares y momentos. Incluso en un barrio con altas tasas de delito, hay diferencias entre zonas, por ejemplo de una calle a otra. Los patrones del delito varían en función de las horas del día, y de los días de la semana, como reflejo de las oportunidades para cometerlos.

 

Foto: OiMax

  • Por otra parte, las oportunidades para el delito dependen de los patrones de actividad de la vida diaria. Infractores y objetivos se desplazan al trabajo, colegio, o a centros de ocio, y del mismo modo lo hacen las oportunidades. Por ello los “carteristas” buscan las aglomeraciones en el centro de la ciudad; o quienes se dedican al robo de viviendas se dirigen a las áreas residenciales durante la jornada laboral/escolar, cuando las viviendas están vacías.
  • Un delito produce oportunidades para otros. Puede ocurrir de varias maneras: por ejemplo, el robo en viviendas favorece la compraventa de productos robados y el fraude con tarjeta de crédito robada. Donde hay prostitución pueden producirse robos con violencia. Si un allanamiento para robar tiene éxito, puede que el ladrón vuelva en otra ocasión. Incluso un joven al que le han robado su bicicleta puede decidir robar la de otra persona, para reemplazarla.
  • Algunos productos ofrecen oportunidades para el delito más atractivas. Las características que influyen en que un objetivo sea más atractivo son el valor, la inercia, la visibilidad y el acceso. Por ejemplo, los Iphone (telefónos móviles de la marca Apple) son caros, ligeros, y a menudo se dejan en localizaciones visibles y accesibles, por ejemplo sobre la mesa, mientras se toma algo o se trabaja: son un objetivo muy atractivo.
  • Los cambios sociales y tecnológicos producen nuevas oportunidades para el delito. Un nuevo producto pasa por cuatro fases: innovación, crecimiento, venta masiva y saturación. Las dos fases intermedias producen más robos. Así ocurrió con los ordenadores portátiles: al aparecer en el mercado eran productos “exóticos” que interesaban sólo a unos pocos. Al ir bajando su precio e ir popularizándose su uso, el mercado creció y al tiempo, los riesgos de robo aumentaron. El riesgo sigue siendo relativamente alto, pero en la actualidad los precios se han reducido y mucha gente puede permitirse algún tipo de portátil, como los netbooks. Cuando prácticamente todo el mundo pueda permitirse uno, tal como ocurre con una calculadora, el riesgo de robo se verá muy reducido.

 

Foto: takomabibelot

 

  • Se puede prevenir el delito reduciendo las oportunidades. Los principios de la prevención situacional del delito ofrecen reglas y patrones sistemáticos que pueden aplicarse en cualquier ámbito, aunque los métodos concretos de prevención deben adaptarse a la situación concreta. Las estrategias de prevención situacional están orientadas a incrementar el esfuerzo percibido que se precisa para cometer el delito, incrementar el riesgo percibido por el infractor, reducir la recompensa esperada y eliminar las excusas que justifican el delito. En este sentido que estamos comentando, son muchos los ciudadanos que se sienten más seguros levantando un muro de dos metros en el perímetro de su casa. Pero se trata de una altura fácilmente franqueable por una persona joven y con motivación suficiente para robar. El muro, por tanto, servirá de barrera a los observadores del exterior. Ese muro pretendidamente protector vemos que ofrece unas oportunidades excepcionales para cometer con garantías de éxito el robo en contraposición al muro transparente de un enrejado.
  • La reducción de oportunidades, normalmente, no produce desplazamiento del delito. Ante una intervención para el control del delito, el desplazamiento es el fenómeno por el que los infractores buscan un emplazamiento alternativo para cometer el delito, o los infractores escogen un delito distinto (por ejemplo, un robo con intimidación en la calle al no haber podido realizar un robo en vivienda). Las evaluaciones han mostrado que el impacto del desplazamiento es limitado; una parte del delito se evita de modo efectivo.
  • La reducción de oportunidades focalizada puede producir efectos más amplios de lo esperado. Se ha documentado que, en ocasiones, al aplicar una estrategia preventiva, se da una difusión de beneficios a localizaciones cercanas o a otras franjas horarias distintas de las incluidas en la estrategia implementada. Al parecer los infractores sobreestimarían el alcance de las medidas tomadas.

Cabe hacer un breve comentario a un aspecto llamativo, que implica sobre todo a la elección racional que implica trasgredir la ley y las actividades rutinarias que conforman nuestro guión cotidiano: en estas propuestas, los infractores no tienen porque ser esencialmente diferentes de cualquier otra persona en sus decisiones. En una situación concreta, con una serie de motivaciones, y con la oportunidad adecuada (bajo riesgo, alta recompensa) cualquier persona podría cometer un delito... ¿o no?.

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